El sentimiento oceánico
"Ver un mundo en un grano de arena
un cielo en una flor salvaje
mantener el infinito en la palma de la mano
y la eternidad en una hora.".
(William Blake. Canciones de inocencia y de experiencia. Madrid. Cátedra. 1983)
"Una vez sucedió en la calle Ruinart, en el trayecto del Petit Séminaire a casa de mis padres, a donde volvía todas las noches, ya que no estaba interno. Había caído la noche. Las estrellas brillaban en el cielo inmenso. En aquella época todavía podían verse. Otra vez fue en una habitación de nuestra casa. En ambos casos, fui invadido por una angustia a la vez terrorífica y deliciosa, provocado por el sentimiento de la presencia del mundo o del Todo y de mí mismo en este mundo. De hecho, no era capaz de formular mi experiencia, pero después sentí que podía corresponder a preguntas como: "¿Quién soy yo?", ¿Por qué estoy aquí?, ¿Qué es este mundo en el que estoy?" Experimenté un sentimiento de extrañeza, el asombro y maravillamiento por estar allí. Al mismo tiempo tenía la sensación de estar inmerso en el mundo, de formar parte de él, el mundo se extendía desde la más pequeña brizna de hierba hasta las estrellas. Este mundo se me hacía presente, intensamente presente. Más tarde, descubriría que aquella toma de conciencia de mi inmersión en el mundo, aquella impresión de pertenencia al Todo, era lo que Romain Rolland llamó "sentimiento oceánico". Creo que soy filósofo desde entonces, si se entiende por filosofía aquella conciencia de la existencia, del ser-en-el-mundo".
(Pierre Hadot. La filosofía como forma de vida. Barcelona. Apha Decay.2009)
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